Esto nos ayuda a estar mejor preparados para encontrar soluciones duraderas para problemas complejos, aumentando nuestro conocimiento y eficiencia; creando conciencia en la obligación de ver la realidad con nuevos ojos, o simplemente como alguna vez dijo el novelista francés Marcel Proust: “un verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevas tierras sino en tener una mirada nueva”.

De esta forma, una mirada distinta nos hace entender a los estudiantes y a nuestra institución, que independientemente de nuestra renovación de pensamientos, preguntas y desacuerdos, la confrontación con nuestra conciencia ética y con nuestras expectativas intelectuales, nos permitan encontrar el espacio disponible para orientar a la cultura y educación a favor del respeto junto a la diversidad e inclusión, fomentando su importancia y equidad, pero sobre todo igualdad para la discapacidad.

En este sentido, entender cómo funcionan y cómo participan en la sociedad las personas reconocidas dentro del proceso de inclusión, que en general podemos ser todos; así como garantizar que todas tengan las mismas oportunidades de participar en todos los aspectos de la vida al máximo de sus capacidades y deseos, permite un desarrollo real de la sociedad.

Asegurándonos de que los jóvenes de todos los orígenes tengan acceso a oportunidades que los capaciten para convertirse en futuros líderes de un cambio sin importar sus condiciones, color, o forma de ser, se logra dedicar un día como el 29 de abril, para celebrar la inclusión por parte de nuestra institución y docentes a través de actividades, eventos y hasta una gala, todo con el fin de hacer de esta sociedad un mundo más justo y pacífico.